¡Acabo de instalar mi nuevo compostador! Me ha llegado a las
manos a través de un programa del ayuntamiento para promover el compostaje
casero… con librito y todo explicando el proceso, pero la verdad es que al
montarlo me han asaltado varias dudas y tras un rato consultando por internet,
he decidido lanzarme a la piscina (en sentido figurado, ¡que ya empieza a hacer
frío!) e ir haciendo a mi antojo… A ver qué sale. Y, por qué no, colgar parte
del proceso en el blog, por si mis errores –¡y aciertos, espero!- le pueden
servir a alguien en mi misma situación.
Así pues, os presento mi compostador. Tenía que ser de 2 “pisos”,
o sea el doble de alto añadiendo otro piso de paneles, pero hemos decidido que
al ser sólo 2 personas tampoco generamos tanta orgánica, y así será menos “trasto”
para nuestra terracita.
Al final, nos hemos decidido por las hojas. Hace apenas 2
meses y medio que nos hemos mudado a esta planta baja, y con los plataneros que
crecen cerca me he acostumbrado a ir barriendo la terraza y acumulando las
hojas en un cubo para luego llevarlas al contenedor de orgánica. Últimamente no
había muchas hojas que recoger, así que el cubo ha estado lleno y expuesto a la
poquita lluvia de estas últimas semanas… Como había una buena cantidad de hojas
acumulada, hemos decidido ponerlas como primera capa del compostador, y encima
ya iremos tirando los restos de comida y mezclando con más hojas a medida que
vayamos barriendo la terraza.
Pero, ¡sorpresa! Cuando he volcado el cubo de hojas en el compostador,
ha resultado que la naturaleza ya había empezado su trabajo! En el fondo del
cubo las hojas estaban descompuestas y con un agradable olor a tierra húmeda,
como a bosque, que dicen que es el olor que tiene que hacer el compost. Así que
he pensado que iría bien tener el proceso un poco empezado, y he distribuido
las hojas por el fondo del compostador, y luego he puesto encima la piel del
melocotón que hemos comido hoy. Y como era muy poca cosa y se supone que hay que mezclar a partes más o menos
iguales materia seca (como las hojas secas, claro que las que están a medio
compostar no las cuento como secas) y materia
fresca, me he ido al cubito de orgánica a ver qué podía recuperar de la
cena de ayer.
¡Ya os contaré qué tal va! De momento he aprendido que no se deben poner pieles de cítricos ni de
plátanos si no son ecológicos, por los fungicidas con que los fumigan (el
proceso de compostaje requiere de bacterias y hongos, y los pesticidas los matarían,
deteniendo el proceso). Restos de carne
o pescado tampoco se recomienda por lo que os he dicho de animalillos que
vengan a robarlos y porque cuesta mucho compostarlos bien sin que apeste, y por
supuesto, nada de plásticos, papel
impreso u otros materiales no orgánicos. Si se hace todo bien, no vamos a
sufrir malos olores ni nos vamos a tener que ocupar demasiado del compostador,
simplemente ir añadiendo restos y, dentro de unos meses, sacar el compost ya
maduro para alimentar a mi huertecito!